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Todo es cambio constante

Todo es cambio constante

En general, uno de los motivos más habituales por los que el ser humano sufre, es por el deseo de que las cosas no cambien, que todo permanezca tal cuál es para bien y por sorprendente que parezca, hasta para mal en muchas ocasiones.

No ver, no comprender, no aceptar el cambio constante de todo cuanto existe en la naturaleza- en la cual se incluye al ser humano y sus circunstancias- es uno de los velos más gruesos a través del cual tratamos de observar el mundo y hacernos una idea del mismo.

Ni siquiera tu cuerpo es el mismo que hace siete años, ni lo será dentro de otros siete. No solo por que haya cambiado su aspecto, todas tus células lo hacen cada cierto número de años. Esto es un hecho científico.

Tus brazos son tus brazos por que existe una idea de TI que te mantiene como una estructura estable, pero en realidad ni una sola célula de tu dedo meñique es eternamente tuya, ese brazo, ese dedo que llamas “mi brazo” o “mi dedo”,  físicamente, objetivamente, empíricamente esta demostrado que cambia, que es otra cosa. Esa forma física que estás tocando y sintiendo ahora mismo, dentro de unos años será otra distinta, tan solo la creencia que es algo inmutable y personal, hace que exista la idea de “mi brazo”. Esto mismo ocurre con todo.

La realidad cambia irremediablemente pero la sensación de solidez y propiedad que sentimos hacia las emociones, las relaciones, los pensamientos, el propio cuerpo, una velada agradable con los amigos, las sensaciones, desde lo más evidente a lo más sutil, nos provoca innumerables conflictos internos.

Cuando se dice que sentarse a meditar es observar la realidad tal cuál es, sin juzgar, sin rechazar, aceptando todo lo que surja, en realidad lo que se pretende es que despertemos a esa comprensión de que todo cambia. Si aparece un pensamiento desagradable, tomamos nota de su existencia y lo dejamos estar sin valorarlo ni implicarnos en el hasta que desaparece. Y ese proceso de darnos cuenta que algo aparece, que se manifiesta, que produce algún tipo de sensación, que cambia su forma, intensidad, argumento, y que finalmente, sin que hagamos nada por nuestra parte, se va, darnos cuenta de ese proceso, e integrarlo en todos los eventos de nuestra vida, eso es meditación de atención plena. No solo estar en el momento presente plenamente consciente, es darnos cuenta como funcionan las cosas.

Como contrapunto a la idea de que todo es cambio, si que hay algo que es lo mismo desde que nacemos y no cambia nunca: la capacidad de darnos cuenta, la consciencia que observa el mundo, ese espacio abierto y amplio donde nos llega la información a través de los seis sentidos: gusto, tacto, vista, oído, olfato y en meditación se considera a la propia mente como un sentido más que percibe.

El problema es que el espacio de la consciencia que es limpio y claro, depende de nuestras percepciones, creencias y sesgos con los que interpretamos la información, y eso si que cambia a lo largo de la vida. Y es precisamente esa creencia de solidez y de permanencia sobre algo cuya naturaleza es cambiante, es lo que hace tan resistente ese muro.

Fernando Mancebo
fernando@gestionestres.com
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