
06 Mar Gestión del pensamiento rumiante con Mindfulness
Gestión del pensamiento rumiante: ¿sabes cómo pensar?
¿Has pasado alguna noche sin poder dormir, con un pensamiento o idea repetitiva dando vueltas en bucle en tu cabeza de forma obsesiva? Sobre este tipo de actividad mental, que tanto estrés, insomnio y malestar, nos puede llegar a provocar y sobre la gestión de este pensamiento rumiante con Mindfulness, te vamos a hablar en este artículo.
¿Piensas, luego existes?
Vivimos en una sociedad obsesionada con el pensamiento lógico y conceptual y con el afán de abarcarlo todo con la razón. La famosa sentencia de «pienso, luego existo» que formuló Descartes en el siglo XVII, se convirtió en el axioma principal de las corrientes racionalistas de la época, y de alguna manera sigue teniendo una vigencia importante en las mentes de los seres humanos de hoy en día.
De algún modo, esta idea tiene sentido para mucha gente, por que la energía principal que alimenta el pensamiento obsesivo compulsivo que tanto malestar nos causa, es la creencia que efectivamente somos lo que pensamos, y que si pensamos mucho vamos a resolver mucho.
También es común, la idea de que cuantas más vueltas le demos a un asunto, antes y mejor lo resolveremos. Podemos llegar a sentir que si no estamos todo el día pensando en lo que nos preocupa, ese asunto se nos puede ir de las manos.
En realidad, lo que está ocurriendo, por paradójico que resulte, es lo contrario, si algo nos preocupa es por que estamos todo el día pensando en ello.
Mindfulness para la gestión del pensamiento rumiante
Todo esto, seguro que te resulta fácil de entender, lógico, sensato y que tiene todo el sentido del mundo, ¿es así?. Pero también es muy probable que te preguntes, una vez entendidas y «compradas» unas ideas tan claras, ¿como se hace para dejar de estar todo el santo día rumiando una y otra vez la misma idea, sin poder dormir, sin poder concentrarte y con dolor de cabeza?.
Al igual que ocurre con muchos otros grandes conceptos, que se empiezan a poner de moda entre una sociedad occidental, cada vez más desencantada de muchos modelos de felicidad que suelen durar muy poco, y preocupada por un bienestar mucho más profundo y estable, no se consigue únicamente desde el neocortex (parte del cerebro que nos permite pensar).
Es difícil detener el pensamiento pensando más. Cuando estamos en ese estado, solemos estar en estrés, y bajo estrés, la capacidad de pensar bien y de forma ordenada, se reduce.
Es por esto, por lo que la práctica de Mindfulness nos puede ayudar a entrenar nuestra mente a gestionar eficazmente este tipo de pensamientos rumiantes improductivos que nos alejan de un bienestar que deseamos.
Consciencia del pensamiento

¿Piensas luego existes?
Desde el punto de vista de la Atención Plena, el planteamiento de Descartes estaría formulado como: «soy consciente que pienso, luego existo». La clave está en ese ser consciente. No es el pensamiento, o el contenido de ese pensar lo que nos define, es esa cualidad de «ser conscientes» que estamos pensando lo que determina nuestra cualidad de seres humanos.
El pensamiento es un útil, maravilloso y necesario para ser seres humanos, pero el contenido de esos pensamientos con los que nos identificamos es lo que Mindfulness nos entrena a distinguir y a poner distancia con la obsesión que nos provocan, y la forma de gestionar y reducir el pensamiento rumiante.
3 ideas para gestionar el pensamiento rumiante con Mindfulness
En un artículo es difícil desarrollar un entrenamiento paso a paso de Mindfulness para la gestión del pensamiento obsesivo, pero sí me gustaría dejaros algunas ideas eficaces para empezar a entrenarte en la gestión del pensamiento rumiante con Mindfulness:
1- No luches contra tu mente. Perderás siempre
Si el pensamiento, idea o conjunto de ambos, sientes que «te martillea la cabeza» y no te permite estar en paz, abandona el deseo irrenunciable a que se vaya, suelta la idea de que solo estarás bien cuando esto no esté.
Tampoco saltes de imagen en imagen, despersonaliza el contenido de la mente y siéntelo simplemente como una sensación de carácter desagradable o cómo lo sientas. Cómo un dolor en una pierna por ejemplo.
Quizás te parezca algo mucho más importante un pensamiento que consideras «tuyo», o generado por ti, que un vulgar dolor, pero en estos casos es exactamente lo mismo: energía que vibra intensamente.
Trata de mirarlo simplemente así, y poco a poco divide por lo menos tu atención de ese maremagnum de sensaciones mentales a otras cosas como puede ser tu respiración, tu cuerpo en movimiento, o los sonidos de la calle.
2- Ponle nombre a tus pensamientos para despersonalizarlos
Si es una idea o pensamiento concreto lo que te abruma, puedes etiquetarlo: miedo, preocupación, tristeza, enfado, etc. Lo que tú sientas que es ese pensamiento.
Esto reduce su poder a un simple concepto y no le dejes que cobre más identidad que la etiqueta que le has otorgado: «todo esto es simplemente ira», y cada vez que surja toda la sucesión de imágenes y argumentos, con calma, poco a poco, lo vas reduciendo a esa etiqueta.
También puedes comprobar si, en el momento que te hayas podido separar un poco de ese pensamiento rumiante, intenta ver como es. Si cambia, si siempre ha incluido el mismo discurso y las mismas imágenes, en que momentos se activa, que lo activa.
3- Investiga que te quiere decir tu discurso mental desde la distancia
Otra forma de mantener a raya, y así reducir eficazmente el pensamiento rumiante desde la perspectiva de observadores a la que nos entrena Mindfulness, es hacerte preguntas sobre:
- Que te quiere decir.
- Mira a ver si quiere prevenirte de algo.
- O sí te está alejando de algo que deseas.
- Comprueba si ese pensamiento rumiante traba a tu favor, o en contra tuyo.
En definitiva, trata de conocerlo más allá de lo aparente, haciéndote preguntas de este estilo, y procurando no buscar respuestas pensando más, no se convierta en una trampa que genere más pensamiento rumiante. Se trata de lanzar la pregunta, y dejar que surja la respuesta por sí misma.
¿Quieres aprender a gestionar y reducir el pensamiento rumiante?
Cómo te decía anteriormente, este artículo es una mera aproximación a una descripción sobre qué es y cómo gestionar el pensamiento rumiante con Mindfulness.
Evidentemente, para modificar nuestra forma de pensar y lo qué es más importante, cómo gestionarlo, no basta con conocer «bonitos» planteamientos teóricos. Hay que aprender a entrenar la mente y desarrollar la actitud adecuada para lograr una hábil gestión del pensamiento rumiante con Mindfulness.
En este post, te animamos a que practiques Mindfulness, como entrenamiento a manejar de una forma más hábil, esos pensamientos repetitivos y poco eficaces. Los beneficios de la meditación de Atención Plena está científicamente probada en la gestión y reducción del estrés. Si quieres saber más sobre esto, puedes leer este artículo.
El estrés es causa y consecuencia de este pensamiento rumiante. No obstante hay que tener en cuenta, que no a todas las personas nos estresan las mismas cosas. Esto quizás lo entiendas mejor, leyendo el artículo del blog de gestionestres.com al que te dejo enlace aquí.
En resumen, además de empezar a poner foco en las 3 ideas para gestionar el pensamiento rumiante con Mindfulness, que te indico más arriba, te recomiendo que te plantees por ejemplo, hacer un programa de entrenamiento en Mindfulness de 8 semanas con el modelo MBSR (más información aquí), o un trabajo personalizado de autoconocimiento con Eneagrama, como el que se describe en el siguiente enlace.
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