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El silencio

Mindfulness para calmar la mente

El silencio

Estamos rodeados de ruido. Lo asumimos como algo normal en nuestras vidas. Incluso lo echamos de menos si el ambiente es demasiado silencioso, hasta puede llegar a deprimirnos o a asustarnos.

 Decía Thomas Carlyle (pensador Escocés del siglo XIX): “el silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes”, pero también es donde se pone de manifiesto lo que hay dentro. Por eso aunque el ruido nos resulte molesto, de alguna manera nos es útil pues tapa muchas cosas.

El ruido nos distrae, nos impide mirar dentro para ver lo que está pasando. Nos saca de nuestro centro y nos narcotiza.

Practicar meditación es profundizar en el silencio interior aunque fuera haya ruido. Ya hemos visto que incluso ese ruido exterior es un fantástico objeto de meditación.

El ruido causa estrés, ya no solo por que nos puede resultar desagradable y generar rechazo, hay un componente fisiológico, las ondas del sonido provocan vibraciones que se transforman en señales eléctricas que llegan al cerebro activando la amígdala provocando que esta produzca hormonas como la adrenalina y el cortisol que influyen en nuestros niveles de estrés.

El silencio contribuye a la regeneración neuronal y favorece la capacidad del cerebro para resolver problemas.

Investigadores de la Universidad de Pavia han descubierto que “tan solo dos minutos de silencio absoluto son más beneficiosos que escuchar música relajante y provocan una disminución de la presión sanguínea(Autoconocimiento Integral 4/1/2017).

Otra investigación, esta vez de científicos alemanes del Research Center for Regenerative Therapies Dresden asegura que: reservar algunos minutos al día para estar en completo silencio podría ser muy beneficioso para nuestro cerebro, ayudándonos a conservar la memoria y a ser más flexibles ante los cambios” (Autoconocimiento Integral 4/1/2017).

Apoya tu práctica con la búsqueda de momentos de silencio, sal a la naturaleza, camina en solitario, haz algún retiro de meditación. Siéntate simplemente a escuchar el silencio como práctica, pon atención a como te sientes, que ocurre en tu experiencia interna cuando te abres al silencio.

Buscar el silencio es de alguna manera una forma de poner distancia física con el “campo de batalla” ya que probablemente tenemos que alejarnos de la ciudad. No se trata de huir, sería más bien un truco hábil para incorporar a nuestra vida hábitos más sanos, romper rutinas y calmarnos.

Comprobar y valorar los beneficios del silencio exterior, puede ser un estímulo para seguir practicando meditación y hacer de nuestro interior un lugar más silencioso y tranquilo.

Fernando Mancebo
fernando@gestionestres.com
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